Os la presento, es Ame. Una mujer menuda con un fuerte carácter, mi bisabuela. Tuve la suerte de conocerla hasta mis 8 años. Ahora a mis 40, vivo en la que fue su casa.
Una casa de fuertes muros de piedra, como ella, que ahora lucen enfoscados. La llamamos la Casa blanca, y no tiene ninguna pared pintada de blanco puro.
Una gran cristalera al sur hace que inunde la luz al mediodía y unos pequeños ventanucos al norte hacen que quede bien protegida.
Una casa sin jardín, aunque a ella, a Ame, la recuerdo siempre entre plantas y flores.
Bajo a jugar a casa de mis abuelos, la primavera florece y en la esquina de la puerta de entrada hay una gran tinaja de barro casi de mi altura. Unas flores rojas y moradas brotan. Sus formas no se parecen al resto de flores que conozco. En ese momento para mí son las flores que riega mi bisabuela todos los días.
Hoy se que sé llaman los pendientes de la reina.
Tengo 6 años y esas flores crecerán en mi memoria.
“Han pasado décadas desde esa escena fundacional y solo hay emociones en mi memoria. ¿Son parte de mí o suceden fuera?
Una flor y un instante.
Iré creciendo como esa planta y mantengo en la naturaleza una alegría radical”
Clara Obligado, Todo lo que crece.
Aunque hable de la casa con cariño, os confieso que no me está siendo fácil adaptarme a vivir en ella.
El año pasado encontré una foto en un libro de mi pueblo donde aparecían mi abuela y mi bisabuela a las puertas de la casa
Entonces las recordé a ellas, las que me cuidaron y cuidaron este hogar, y pensé que no tengo mi casa ni mi jardín soñado pero las tengo a ellas
Les gustaria verme, a mí y a la casa floreciendo. Compré unas flores, no fueron pendientes de la reina, pero si tiene los mismos tonos; una buganvilla.
La he colocado en la misma esquina donde ellas aparecen en la foto.
Estas semanas he retomado el libro El camino del artista de Julia Cameron, en la semana 2 menciona a su abuela:
“Mi abuela sabía lo que le había enseñado una vida dolorosa: sea un éxito o un fracaso
La verdad de una vida tiene poco que ver con su calidad. La calidad de una vida se encuentra siempre en la proporción que guarde con la capacidad para el disfrute, y ésta es igual al don de prestar atención “
Estoy segura de que mi bisabuela también tuvo una vida dolorosa y prestaba atención cada día a sus flores.
Espero haberlo aprendido.
De momento después de un invierno mustio, están volviendo a brotar sus flores. También yo lo estoy haciendo.
Seguiremos creciendo y espero que está buganvilla, también crezca en mi memoria y en la de otros.
“Uno está más cerca de la utopía en un jardín, que en ningún otro sitio”
Santiago Beruete
Os dejo tres recomendaciones de libros: Autorretrato con radiador de Christian Bobin
Todo lo que crece, Clara Obligado
Diario de una soledad, May Sarton
Un abrazo grande
Leti
Precioso.
Que bonito Leti,
gracias por los libros recomendados 😊